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5.2.Sismicidad

Terremotos

Un terremoto o seísmo es una sacudida del terreno producido por el choque de las placas tectónicas. Debido a este choque se libera gran cantidad de energía elástica que da lugar a un movimiento vibratorio de la superficie terrestre.

Una parte de la energía liberada en un terremoto se transforma en calor y la otra en forma de ondas sísmicas.

Los terremotos son originados por tres tipos de esfuerzos: distensivos, compresivos y de cizalla, cada uno de ellos es característico de los distintos tipo de límites estudiados: divergentes, convergentes y pasivos respectivamente.

El punto interior de la Tierra donde se produce el sismo se denomina foco sísmico o hipocentro, y el punto de la superficie que se halla directamente en la vertical del hipocentro y que, por tanto, es el primer afectado por la sacudida recibe el nombre de epicentro.

partes terremoto
Imagen en Intef (CC0)

Durante el viaje de las ondas sísmicas se producen unas deformaciones en las rocas que son detectadas por los sismógrafos y registradas en sus gráficas, los sismogramas, que permiten localizar el epicentro del seísmo, la magnitud del mismo y la profundidad del foco.

Ondas sismicas

En el origen de los terremotos se producen ondas. Podemos diferenciar dos grupos de ondas sísmicas:


• Profundas: P y S

Ondas primarias (P): Son las más rápidas por lo que son las primeras que se reciben en los sismógrafos. Al propagarse, las partículas de las rocas vibran en la misma dirección de la propagación de la onda. Se desplazan tanto en sólidos como en líquidos, pero su velocidad aumenta a medida que aumenta la rigidez de los materiales que atraviesa.

Ondas secundarias (S): Se propagan a menor velocidad, por lo que en los sismógrafos, se registran después de las ondas P. Al propagarse, las partículas de las rocas, vibran perpendicularmente a la propagación de la onda. No se transmiten en los líquidos, sólo en sólidos (rígidos).

Ambos tipos de ondas se originan en el hipocentro, se refractan, se reflejan y cambian de velocidad cuando pasan de unas rocas a otras.

Superficiales: Love (L) y Rayleigh (R)

Son las más lentas, se originan en el epicentro y se desplazan sólo por la superficie de la Tierra, en las interfases tierra-aire y tierra-agua. Son las que originan las catástrofes. Pueden ser de dos tipos:

Ondas Love (L): Mueven el suelo horizontalmente y perpendicularmente a la dirección de propagación.

Ondas Rayleigh (R): Se transmiten de forma análoga a las olas del mar. Las partículas se mueven describiendo elipses.

A partir del análisis de los sismogramas podemos conocer distintas características de los terremotos que registran. Por ejemplo, la distancia al hipocentro, para ello basta observar la diferencia de tiempo de la llegada de las ondas P y S a la estación sismográfica.

Las ondas P y S viajan a diferente velocidad y, por tanto, sus tiempos de llegada a la misma estación son diferentes. Las ondas P son más rápidas y llegan primero, las ondas S viajan a la mitad de la velocidad de las P y por eso llegan después.

La estación sísmica más cercana al terremoto registra las ondas P y S en rápida sucesión y a medida que las estaciones están más alejadas del terremoto, la distancia entre P y S se hace mayor. Conocida la diferencia de tiempo y la velocidad de cada onda podemos conocer la distancia que existe al hipocentro.

 

tipos de ondas

Origen y localización

La distribución geográfica de los terremotos no es al azar; muy al contrario, existen zonas sísmicas muy bien definidas, donde se localizan la mayor parte de los terremotos registrados en el mundo, frente a otras zonas asísmicas, que proporcionalmente ocupan una superficie del planeta mucho mayor, en las cuales el registro de actividad sísmica es marcadamente menor

Además, la distribución geográfica de los seísmos coincide, en líneas generales, con la distribución de las áreas volcánicas y de los grandes cinturones orogénicos recientes, el ejemplo más claro es el arco de fuego circumpacífico.

A “grosso modo”, la distribución geográfica de los terremotos nos señala la posición de los límites de placas.

Cualquier movimiento de masas litosféricas se traduce en vibración y, por tanto, en un sismo. No obstante, el origen, profundidad, intensidad y frecuencia con los que ocurren dichos terremotos son característicos de cada tipo de límite. Veamos, estas características básicas:

Sismos en fallas transformantes

En estas zonas se originan terremotos superficiales y de gran intensidad. (Ejemplo: falla de San Andrés en California).

Sismos en límites divergentes (dorsales)

Los seísmos en zonas de dorsal están asociados a movimientos distensivos. Los sismos son superficiales (0 a 30 Km), consecutivos y de magnitud media ya que se trata de un acoplamiento por distensión que no tiene por qué superar grandes umbrales de esfuerzo.

Sismos en límites convergentes (zonas de subducción y colisión)

Los terremotos originados en esta zona disipan más del 75% de la energía sísmica del globo. Comprenden seísmos superficiales (0 a 100 km), intermedios y profundos (100 a 700 Km). Suelen ser más discontinuos en el tiempo que los generados en zonas de dorsal pero de mayor intensidad.

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