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La autocensura y la cultura de la cancelación

La cultura de la cancelación

 La cultura de la cancelación es un fenómeno social que se desarrolla en las redes sociales de internet que busca reprochar a aquellas personas que han asumido actitudes o comportamientos que son mal vistos socialmente, aun cuando dichas conductas no constituyen un delito. La censura ha existido siempre, ya sea ejercida por el Estado, por la Iglesia o por las academias. Lo novedoso es que ha habido una multiplicación de la crítica que viene desde abajo: millones de personas pueden hoy expresar su opinión sobre cualquier fenómeno artístico, social o político gracias a un instrumento nuevo: la red. 

La de la cancelación es una actitud que se va repitiendo a lo largo de la historia. La cultura de la cancelación, término que procede del "cancel culture" un neologismo que designa a un cierto fenómeno extendido de retirar el apoyo, ya sea moral, como financiero, digital e incluso social, a aquellas personas u organizaciones que se consideran inadmisibles, ello como consecuencia de determinados comentarios o acciones, independientemente de la veracidad o falsedad de estos, o porque esas personas o instituciones transgreden ciertas expectativas que sobre ellas había.

Se ha definido como «un llamado a boicotear a alguien –usualmente una celebridad– que ha compartido una opinión cuestionable o impopular en las redes sociales». El término cancel culture o cancelling comenzó a utilizarse en 2015, ganando mayor popularidad a partir de 2018. 

En su nombre se cancelan obras, opiniones e, incluso, personas. Los que la defienden dicen que es un modo de dar voz a las minorías postergadas y de limitar lo inaceptable. Por contra, sus críticos alertan del peligro que supone para la libertad de expresión. 

De primeras, cancelación es un término extraño. Procede del inglés, ya que lo que actualmente se conoce como cultura de la cancelación se inicia en Estados Unidos, que aún exporta sus dinámicas al resto del mundo. Cancelling viene del verbo to cancel, que significa suspender, anular o neutralizar. 

La novedad es que, tradicionalmente, se cancelaban las citas o los conciertos y ahora se cancela también a las personas. En los últimos años, este neologismo se ha introducido en nuestras vidas, en gran parte gracias al poder de las redes sociales. 

La Encyclopaedia Britannica describe la cancelación como “el acto de quitar el apoyo a los individuos y a su trabajo, a causa de una opinión o acción que resultan inaceptables para quienes han llamado a la cancelación”. Las redes sociales, añade esta fuente, son el primer paso para “magnificar el conocimiento público de la ofensa percibida”; el lugar desde donde la campaña de cancelación se expande. Esta campaña puede tomar “diferentes formas”, incluyendo la presión para suspender las apariciones públicas del objeto de la cancelación o, en el caso de empresas o entidades, la organización de boicots. 

El impacto de la cultura de la cancelación puede afectar seriamente la economía de los implicados, lo que se ejemplifica en los casos de artistas musicales como Kanye West o presentadores de televisión como Bill O'Reilly, Charlie Rose y Roseanne Barr. 

A este fenómeno se le compara con un pacto propio del mundo digital, en el cual algunas personas acuerdan no apoyar más a una persona o medio. Lisa Nakamura de la Universidad de Míchigan describe esta cultura como «un acuerdo para no amplificar, publicitar ni dar apoyo económico», lo cual relaciona con la economía de la atención, concluyendo que «cuando privas a alguien de tu atención, le privas de su modo de ganarse la vida» 

El concepto de la cultura de la cancelación tiene connotaciones mayormente negativas y se emplea con frecuencia en debates sobre la censura y la libertad de expresión Según Keith Hampton, profesor de estudios de los medios en la Michigan State University, la práctica de la cancelación ha contribuido a la polarización de la sociedad estadounidense, pero no ha llevado a ningún cambio de opinión verdadero. 

En 2020 se firmó la Harper's Letter, un documento rubricado por 153 figuras públicas y publicado en Harper's Magazine, el cual ha sido descrito como un hito en el debate sobre la cancelación. La carta lanza argumentos contra la «intolerancia hacia los puntos de vista opuestos, la moda del vituperamiento público y el ostracismo, y la tendencia a disolver problemas políticos complejos con una certeza moral que enceguece». 

Este documento recibió apoyo en una carta pública de varias personalidades españolas y de otros países, entre los cuales se encuentran Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Adela Cortina y Carmen Posadas, quienes expresaron que «La cultura libre no es perjudicial para los grupos sociales desfavorecidos: al contrario, creemos que la cultura es emancipadora y la censura, por bienintencionada que quiera presentarse, contraproducente». 

Ejemplos de ello lo encontramos en el cine. El director de cine James Gunn fue despedido de Disney en julio de 2018 después de que salieran a la luz unas publicaciones antiguas en redes sociales, en los cuales hacía bromas sobre abuso infantil y pedofilia. Fue contratado de nuevo en marzo de 2019, tras la presión de sus fans y compañeros de trabajo. 

El humorista Kevin Hart debió declinar el papel de presentador de los Óscars en diciembre de 2018, después de que se encontraran «comentarios y tuits homofóbicos» en sus cuentas. 

Tras el estreno de Leaving Neverland, asuntos comerciales y programas retiraron la aparición de Michael Jackson. 

Actrices y actores también se han visto afectadas por la cancelación como es el caso de Itziar Ituño, Susan Sarandon, Johnny Deep, Will Smith, Kevin Spacey, Gina Carano, J.K. Rowling, Woody Allen, pero incluso personajes de animación como Pepe Le Pew, Apu o Plácido Domingo. 

En España, el artista Anónimo García fue despedido de Greenpeace, donde trabajaba en campañas de libertad de expresión, por la acción satírica del Tour de La Manada. Juan Soto Ivars narra el caso en su libro Nadie se va a reír (Debate, 2022). 

En Alemania, la artista palestina Adania Shibli fue seleccionada para el premio de literatura 2023 de la Feria del Libro de Fráncfort. Pero, con la guerra Guerra Israel-Gaza como telón de fondo, la feria le declinó la entrega del premio por ser de origen palestino.30​ En su discurso pronunciado en la ceremonia de inauguración de la feria, el filósofo esloveno Slavoj Zizek tachó la denegación de la entrega como un acto de cultura de la cancelación. 

La cancelación, señalan, genera bullying, y puede incitar a la violencia y a amenazas peores que la ofensa original que la ha provocado. Puede convertir internet en un tribunal descontrolado, donde no se promueve el cambio social, sino la intolerancia y la exclusión de quien no comulga con determinadas ideas.

Reflexión: La censura y el arte de la cancelación

Como ya sabemos censura ha habido siempre. En el siglo XX en España está censura se aprecia de forma evidente en el cine. Durante la Segunda República, por ejemplo, la prensa y algunas películas, entre ellas, un filme documental de Luis Buñuel, Las Hurdes, tierra sin pan, será censurada por el régimen. Durante el régimen de Franco, la censura fue inmisericorde con toda la actividad creativa actuando como una auténtica tijera desde el inicio del régimen al fin. No obstante, la habilidad de directores y guionistas fue capaz de superar con ingenio las ideas de los censores. Din embargo, la censura actual es más sutil, en ocasiones autoimpuesta, pero persiste limitando la creación.

¿La autocensura actualmente cabe en una  sociedad como la nuestra? ¿Qué pensáis? ¿Conocéis casos de la cultura de la cancelación? ¿Podéis explicar alguno conocido? 

Ficheros adjuntos

El Instituto Cervantes es una institución pública creada por España en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español y contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el exterior. Dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, colabora con prestigiosas instituciones tanto nacionales como internacionales, públicas y privadas, con el objeto de que los productos y servicios relacionados con el español se rijan por criterios de calidad y de fomentar el encuentro e intercambio de la cultura española y panhispánica con las otras culturas del mundo. Entre una de sus múltiples actividades está la de difundir materiales que tratan sobre el patrimonio lingüístico y cultural común a los países y pueblos de la comunidad hispanohablante. En este caso os adjunto uno de sus documentos sobre la censura sobre el franquismo.

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